Los impresionantes lienzos de Sert, su claustro del siglo XVI, la sección de etnografía o la colección de pintura son atractivos dispares para un mismo centro, San Telmo, en fase de renovación.
San Telmo se asienta en un edificio en la Parte Vieja donostiarra que por sí solo justifica la visita. Creado como convento dominico, fue utilizado como cuartel de artillería antes de convertirse en museo. Atención a su claustro, del siglo XVI, y a su primitiva iglesia, cubierta por unos grandiosos lienzos en claroscuro de José María Sert.
Inmerso en un proceso de redefinición que contempla la ampliación del edificio, el museo se adentra en la memoria colectiva de Gipuzkoa combinando secciones de etnografía y arqueología con una colección de bellas artes. Una selección de pintura clásica europea incluye obras de El Greco o Rubens, mientras que una panorámica de la pintura vasca otorga un lugar destacado a Ignacio Zuloaga.