El área antigua retrotrae así a unos tiempos medievales que vieron guerras banderizas o desoladores incendios; aunque también épocas de bonanza económica que hicieron de la villa cabeza del herrialde. Los provechosos dividendos reportados de aquellos privilegios se pueden observar en la Torre Ercilla que actualmente acoge el interesante Museo del Pescador, la imponente iglesia de Santa Eufemia o el complejo eclesiástico de San Francisco, cuyo claustro y convento erigidos en 1357 catalogado como monumento histórico artístico, abraza obras de Nestor Basterretxea.